EL DERECHO A REPARAR NUESTRA ROPA

Camila Alonso, Mayo 2023
Toneladas de ropa en el Desierto de Atacama, decenas de prendas que compramos año a año, y ciento de vestimentas que pasan por nuestra vida sin valor alguno.

 

Así hemos construido nuestro estilo de vida actual, contribuyendo a la contaminación y al desperdicio de recursos. Ante este panorama, el reparar la ropa se ha convertido en un tema relevante, ya que puede ayudar a abordar estos problemas desde la raíz.

La industria de la moda ha experimentado una transformación dramática en las últimas décadas, pasando de una producción y consumo de prendas duraderas a una cultura de moda rápida y desechable. Las marcas de moda, impulsadas por la demanda del mercado y el afán de maximizar las ganancias, han adoptado estrategias que promueven la compra frecuente de ropa nueva y desechan la idea de reparar prendas.

Sin embargo, esta mentalidad tiene un costo significativo para el medio ambiente. La producción a gran escala consume enormes cantidades de recursos naturales, como agua, energía y productos químicos. Además, genera una gran cantidad de residuos, ya que las prendas desechadas terminan en vertederos, donde pueden tardar décadas o incluso siglos en descomponerse.

La posibilidad de reparar la ropa es fundamental para abordar estos problemas; promoviéndola podemos reducir drásticamente la cantidad de ropa que se descarta, prolongando así su vida útil y reduciendo la necesidad de producir nuevas prendas. Esto a su vez reduce la extracción de recursos naturales y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción de vestimentas.

Sin embargo, existen barreras significativas para el ejercicio pleno del derecho básico del reparar. En primer lugar, muchas marcas de moda no diseñan prendas teniendo en cuenta la reparabilidad. Se utilizan materiales de baja calidad y técnicas de fabricación que dificultan la reparación. Esto lleva a un aumento de las tasas de reemplazo y la dependencia del consumidor de la moda rápida.

Además, la falta de acceso a la información necesaria para reparar la ropa limita aún más la capacidad de los consumidores para ejercer su derecho. Incluso, algunas marcas no proporcionan piezas de repuesto, como botones o cierres, lo que obliga a los consumidores a desechar prendas que podrían haber sido fácilmente reparables. Asimismo, la falta de educación técnica y tutoriales dificulta que los consumidores realicen reparaciones por sí mismos.

Es fundamental que los gobiernos, los fabricantes y los consumidores se unan para promover el derecho a reparar la ropa. Los gobiernos pueden desempeñar un papel crucial mediante la implementación de leyes y regulaciones que exijan a las marcas proporcionar acceso a piezas de repuesto y ofrecer información clara sobre la reparación de prendas. Además, las políticas de responsabilidad extendida del productor pueden fomentar la adopción de prácticas más sostenibles en la industria de la moda.

Las marcas de moda tienen una responsabilidad importante en este proceso. Deben priorizar la durabilidad y la reparabilidad al diseñar prendas, utilizando materiales de calidad y técnicas de fabricación que faciliten las reparaciones. Al colaborar con los consumidores y ofrecer servicios de reparación o talleres de habilidades, las marcas pueden fortalecer su relación con los consumidores y promover un enfoque más consciente de la moda.

Por último, no podemos dejarle la responsabilidad siempre a otro; ya lo hemos hablado, como consumidores tenemos un rol fundamental para cambiar positivamente las cosas. Por ello, el aprender a reparar es parte de nuestros deberes no solamente un derecho. Y por ello, en El Atelier Costuras hemos diseñado distintos cursos de costura para aprender desde cero o incluso fabricar nuestras propias vestimentas.

Reparar y remendar nos permite construir un nuevo vínculo con la ropa, un vínculo desde la pertenencia y la emotividad. Nos permite hacer de la ropa un bien durable y no desechable.
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